«LA NUEVA NORMALIDAD» EN RESTAURANTES
No hay duda de que la COVID-19 ha traído importantes cambios al sector de la hostelería, que se ha visto gravemente afectado. Ahora hay que adaptarse a la “nueva normalidad” luchando por conseguir tanto un espacio completamente adecuado a las normas, como la confianza de los clientes.
Nos enfrentamos a la eterna disputa de si es correcto mantener los restaurantes abiertos, si se garantiza que cada uno de ellos realicen protocolos estrictos, o si por el contrario esto no se lleva a cabo y puede acabar afectando a la salud de las personas. Lo que está claro, es que los negocios deben de sobrevivir ya que son muchas las personas que se encuentran detrás de ellos y que el cierre supondría quedarse sin su fuente de ingresos. Para ello, hay que planificar una reapertura que garantice toda la seguridad necesaria en este momento.
El cambio está en cada uno de los restaurantes. Innovación, reinvención, creatividad… son algunas de las cosas a tener en cuenta para el futuro del negocio. Existe el temor de que muchos de los locales se vean obligados a cerrar y no sobrevivan a la pandemia del coronavirus, y que cuando todo esto acabe, continúen una serie de medidas que hará que la escena de los restaurantes sea completamente diferente a la que estamos acostumbrados a ver.
Toda una industria de restaurantes se enfrenta ahora a un dilema existencial, cómo mantener la seguridad de los clientes y de los empleados. Para ello será necesario adoptar una serie de protocolos.
Contenido
PROTOCOLOS A SEGUIR
Protocolos internos del restaurante
Reconstrucción del bar. Llevando a cabo un distanciamiento de las mesas que garantice el mínimo de metros entre clientes, disminuyendo así la capacidad total de comensales; una reducción significativa de asientos; y una reorganización de la entrada, estableciendo espacios, agregando señalización en el suelo y colocando geles dispensadores.
Reorganizar el espacio de los empleados, garantizando la distancia mínima de 1,5 metros o 2 metros de seguridad entre ellos con la idea de evitar cualquier roce posible.
Hacerse con termómetros sin contacto, para realizar un control de temperatura a empleados y clientes a la llegada, teniendo presente que si alguna persona presenta síntomas, no accederá al local.
Recoger los datos de los clientes que acudan al local, para en caso de notificar un positivo, poder contactar con ellos. Pedir nombre, apellidos y un número de teléfono.
Seguir las pautas de salud y seguridad. Además exigir un control del gerente sobre los empleados, supervisando que estos cumplan con las normas de higiene, tareas de limpieza y desinfección, uso de la mascarilla
Generar confianza en los clientes mostrando la máxima transparencia en el funcionamiento de las nuevas normas y dejando claro en todo momento el cumplimiento de ellas.
Adaptar la carta al formato digital, mostrando en las mesas el código QR. De esta manera evitaremos que haya intercambio de cartas entre los comensales y empleados.
Protocolos del cliente
Desinfectar sus manos a la entrada del restaurante. Todo cliente debe de utilizar el gel hidroalcohólico colocado en la puerta de acceso al local.
Cumplir con las normas del establecimiento: señalización, seguimiento del circuito establecido de entrada y salida, distanciamiento social…
Pagar con tarjeta en la medida de lo posible. De esta manera eliminaremos cualquier tipo de intercambio de monedas entre clientes y empleados.
Llevar bolsa de papel para guardar la mascarilla, evitando de esta manera colocarla en el brazo o en espacios que puedan tener contacto con el aire.
Debido a la reducción de clientes, las empresas de restauración se enfrentan a perdidas de ingresos. Por ello hay que tirar del pensamiento creativo y explorar nuevas formas de generar ingresos, renovando los modelos comerciales si fuera necesario. Muchos restaurantes han optado por incluir la modalidad de envíos a domicilio, por ampliar la franja horaria del establecimiento, por organizar eventos especiales… Así como incluir estrategias de Marketing Digital en el negocio, que hará que se conozcan los esfuerzos realizados por el restaurante y la seguridad garantizada dentro de él.
Ante esta situación tenemos que mantenernos optimistas, pero debemos ser realistas sobre el futuro que se presenta. Probablemente, pasará mucho tiempo hasta que los restaurantes vuelvan a ser lo que eran antes. O quizás nunca. La clave de la superviviencia es adaptarse a las circunstancias, maximizando las fortalezas y llevando a cabo reestructuraciones que beneficien al negocio.
Debemos de ver esto como una oportunidad de aprender, de crecer, de hacer cosas diferentes y de conseguir duplicar el número de comensales, fidelizando a nuevos clientes que verán en nuestro restaurante un lugar seguro donde pasar un rato agradable.
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